Todos los niños tienen derecho a nacer y a vivir dignamente.              Todos los niños son iguales y tienen los mismos derechos.              Todo niño tiene derecho a una protección especial, más que cualquier otra persona.              Todo niño tiene derecho a satisfacer sus necesidades básicas.              Todos los niños tienen derecho, desde su nacimiento, a un nombre y una nacionalidad.              Todo niño física, social o mentalmente impedido, debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especial que requiere su caso particular.              Todos los niños tienen derecho a gozar de amor y comprensión, para el pleno y sano desarrollo de su personalidad.              Todo niño tiene derecho a disfrutar plenamente del juego y la recreación.              Todo niño tiene derecho, en toda circunstancia, a recibir protección y socorro.              Todos los niños tienen derecho a ser protegidos contra toda forma de abandono, crueldad, explotación o trabajo que perjudique su salud y educación.              Todo niño tiene derecho a ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad, paz, y fraternidad universal...             

jueves, 24 de junio de 2010

Los chamos se están dando duro con el licor

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"Cuando comencé a tomar ron, lo hice porque andaba en grupo. Me sentía bien, alegre, y no me preocupaba por nada. Mis papás me reclamaban mucho pero yo llegaba a la casa y me tiraba en la cama hasta el día siguiente. Casi siempre comprábamos la botella al mediodía y pasábamos la tarde sentados en la plaza al frente del liceo". Mariela (se usa un seudónimo pues la chica tiene 15 años) cuenta que tomaba hasta las 6 pm y que cuando se acababa el ron compraban anís.

Esa combinación la hacía reír y bailar. "Pero siete meses después, estaba irritable y era violenta con mi familia. Mi mamá me llevó a un psicólogo y comencé un tratamiento. No he salido por completo de la adicción, pues cuando estoy con mis amigos siento la tentación. Lo que hago es despedirme y ellos se burlan de mí".

Tomando como referencia este testimonio, Hernán Matute, de la Cátedra Libre Antidrogas, con sede en el Pedagógico de Caracas, dice que si los jóvenes y adolescentes siguen tomando la misma cantidad, la misma frecuencia y haciendo combinación de sustancias alcohólicas, dentro de 25 años (siguiendo los estándares de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud) la mayoría, quizás 60 por ciento, va a ser alcohólico.

De acuerdo con sus investigaciones con liceístas y universitarios (ahora toman incluso en los patios de los planteles), es alarmante como se ha incrementado el consumo en este grupo y, peor aún, el hecho de que se estén iniciando más temprano.

"La corta edad, más el hecho de que combinen bebidas con distintos grados alcohólicos con diferentes ingredientes (granos y caña de azúcar) en personas que no han madurado producen daños en los sistemas neurocebral y orgánico. Y como no están preparados para recibir grandes dosis de etanol se vuelven adictos: en la medida en que crecen requieren de más alcohol y se hacen menos tolerantes".

Preocupante para Matute es que la iniciación -que hace 26 años se daba cuando los chamos salían de bachillerato- la han detectado en niños de 5° y 6° grado.

De nuevo, asegura, se rompen los estándares internacionales, pues el hígado tiene capacidad para procesar tres tragos; después de esa cantidad los catalizadores de este órgano tienen resistencia y es allí cuando se comienzan a ver las consecuencias: la gente se ríe, se duerme, se tambalea, se torna violenta y realiza actitudes no acordes con lo que es la convivencia ciudadana, es decir, está embriagado, o como se dice popularmente, borracho.

El problema es que ahora, a pesar de tener leyes como la Lopna y la Ley de Bebidas Alcohólicas, la sociedad viola todas las normas. Cuenta que en los barrios de Petare (municipio Sucre) y de Catia (municipio Libertador) hay más licorerías ilegales que formales.

"En Petare, de cada 10 casas ocho tienen una venta clandestina de licor. En esa parroquia hay más de 800 expendios que no cumplen con los horarios y comercian con menores de edad. Además están cerca de los liceos y colegios".

Apunta, para finalizar, que en los índices de criminalidad el alcohol y la droga aparecen vinculados en siete de cada 10 casos punibles.

Mabel Sarmiento Garmendia